El original sistema de nombre Ramp Meter se sirve de unos dispositivos magnéticos que se colocan bajo la calzada y que detecta largas aglomeraciones y activa un semáforo dosificador del tráfico.
Para evitar que se produzcan grandes atascos en las rotondas, investigadores de la UPV plantean el uso de dicho sistema que ya se utiliza en autopistas de Australia para dosificar el número de vehículos que se incorporan a la vía principal cuando está congestionada.
Mariló Martín-Gasulla, la autora principal de la investigación, explica que «la demanda del acceso principal más cargado se controlaría con lo que se llama un detector de colas -dispositivo magnético situado dentro del asfalto para detectar los coches- que, a su vez, se conecta a un semáforo inteligente situado en otro acceso menos congestionado que bloquea al primero».
«De esta forma -añade Martín-Gasulla-, mediante programación, se pueden generar huecos más largos en el anillo para que los aprovechen tanto los conductores de la vía más atascada como los del resto de entradas, agilizando así la circulación y mejorando la operatividad global de la rotonda. Todo ello permite reducir las demoras hasta en un 60%».